La belleza desfigurada del fantástico

Festival de Sitges

No sería raro afirmar que el Festival de Sitges es el sitio de lo diferente, de lo extraño, es decir, de lo raro. Y tampoco sería raro pensar que ha sido ese cine distinto y valiente que se ve aquí el que ha dado lugar a una tipología de fan que no se parece al de ningún otro festival. Precisamente eso es lo que hemos querido mezclar en el cartel de esta edición: el poder transformador del cine y el miedo a lo diferente. 

Para ello, hemos colaborado con el fotógrafo Mikel Bastida en un proyecto en el que se ha intervenido un retrato aplicando químicos sobre las emulsiones del celuloide como se ha hecho históricamente en el cine. El resultado, un rostro distorsionado, deforme. 

Pero también una metáfora visual que nos habla de cómo tememos a lo diferente, a lo que no reconocemos, y lo excluimos. Aquí eso no pasa, al contrario: se celebra.

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