Si en este país se bebe tónica, es todo culpa de Schweppes. Pocas campañas han sido tan obstinadamente consistentes como las creadas en los ochenta por la NCK de Valmorisco, Medina y García para la marca y su “hombre de la tónica”. Algo debió funcionar bien de aquella insistencia suya en dárnosla a probar, porque muchos años después explotaba el boom español del gintonic. Un fenómeno sin precedentes en el mundo impulsado por la llegada de una lista interminable de ginebras internacionales con sus nuevos rituales y por la aparición de tónicas premium como Fever-Tree o Fentimann’s.

Paradójicamente, la marca que impulsó la categoría y líder absoluto en ventas del mercado, corría el riesgo de convertirse en la tónica del pasado. Feo panorama. Nos pareció que era tarde para intentar sumarse a la fiesta sin más: había que pasar al ataque. Así que decidimos hacer una celebración por todo lo alto del momento que estaban viviendo los amantes del gintonic y, de paso, les recordamos que, si eso estaba ocurriendo, era única y exclusivamente gracias a una marca que había enseñado a España entera a amar la tónica: Schweppes.

‘Celebración’ recuperó la iniciativa en un momento de enorme competencia, y ayudó a dotar a Schweppes de una modernidad más que necesaria ante la llegada de Royal Bliss, la gran apuesta de  Coca-Cola.

Nacía además un nuevo icono, los camareros de Schweppes, con sus coreografías y sus pavlovianos preparativos invitando al espectador a disfrutar de la copa perfecta. Tan simple, tan eficaz.

A veces ocurre. Trabajas para una categoría de producto con tal grado de sofisticación en sus historias y relatos de marca (la construcción de los extrínsecos, que dirían los cursis) que, un día, vas y haces lo más básico que se despacha –mostrar bien el producto y contar para qué sirve– y resulta que a la gente le parece novedoso. Y que es ver un anuncio de Schweppes y apetecerte una copa. 

Pero ya se sabe, nunca llueve a gusto de todos. El idilio que estaban viviendo los amantes del gintonic, mimados hasta el exceso a través de creaciones y cartas imposibles, no tenía un reflejo en los que prefieren limón, resignados a ver cómo les servían su copa favorita de cualquier manera. Si la primera campaña celebraba y capitalizaba para Schweppes algo que ya existía en la calle, con ‘Exige el limón perfecto’ decidimos apelar al mundo de la hostelería para propiciar desde el propio bar un cambio de hábito en el mixing que pusiera fin a esa pequeña injusticia.

Año 3. Tocaba hablar de los ingredientes perfectos para preparar el gintonic perfecto.

Hablar de manera abierta de mixing en televisión formaba parte de un radical ejercicio de reafirmación de Schweppes como marca adulta de refrescos, algo que ya estaba muy presente en la primera campaña que rodamos para ellos juntando a Iggy Pop con su limón más amargo, Limón Dry. La puedes ver aquí.

Esa apuesta por lo adulto inspiró la creación de material de visibilidad de calidad más allá del famoso carrito de Schweppes, la colaboración con embajadores dentro del mundo de la coctelería como Diego Cabrera e incluso la retirada de tamaños familiares en los lineales de alimentación.

Pero, sobre todo, supuso un salto exponencial para Schweppes Premium Mixers, una de las grandes creadoras de valor dentro de la casa y en continuo crecimiento con el lanzamiento de las variantes hibiscus, matcha o ginger beer. En colaboración con la consultora de branding y diseño ntity, nos encargamos del rediseño de toda la gama premium, dotándola de un discurso que ponía en valor el origen de sus ingredientes naturales.

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