Concierto sinfónico para violín y peluche

Toys'R'Us

En su momento no fuimos del todo conscientes pero, visto en perspectiva, aquel concierto de juguetes en el Auditorio Nacional en la navidad de 2012 fue un contenido de marca de libro. De hecho, fue una de las primeras campañas en ganar un León en Cannes en el año en que se introdujo en el festival la categoría branded content, esa disciplina de la que todo el mundo habla como la panacea frente a la maldita habilidad de los consumidores para sortear la publicidad.

La realidad, como casi siempre, es bastante más prosaica. Nunca existió el más mínimo afán de ser pioneros de nada. Crear un concierto de música clásica interpretado por juguetes y representarlo ante más de dos mil personas fue la forma que se nos ocurrió de sobrevivir a un recorte presupuestario brutal de cara a la campaña navideña, y de evitar que justo en el año de su 20º aniversario Toys’R’Us despareciera de la escena y perdiera la oportunidad de afianzar su liderazgo como el auténtico experto en juguetes de este país.

Más de 160 músicos profesionales y dos meses de ensayos después, esto es lo que quedó.

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